Desde que vagué aquella última noche, olvidé todo.
He decidido, detenerme, y observar, cada pequeña cosa, y estúpida, que sucede a mi alrededor. Sólo he logrado ver pocos soñadores, y muchos muertos en sus sueños, desperdiciando su vida en una torturadora rutina, con una rota sonrisa, sin el alma viva. Sinceramente no quiero terminar como ellos.
Pero, desde que tomé ese avión cambié, o quizá no, sigo siendo el mismo; ojalá pudiera ir a algún stock y comprar un nuevo yo. Pero soy un poco indiferente ante el mundo, sigo esa abrumadora rutina, destruyendo mis sueños con la monotonía. Recuerdo cuando soñaba, despierto, esos sueños tan ilógicos, cuando la música estaba en mi cabeza, mi mundo de fantasía se abría.
Ahora soy como ellos, un hombre triste y muerto.
No logro recordar muy bien aquellos rincones de esa bella ciudad, sólo recuerdo hechos vergonzosos, demasiado bochornosos. Intentaba lograr pensar que podría escapar, y es estúpido pensar que mi felicidad puede estar acá, es tonto pensar que quizá está allá; la felicidad sólo está en mí. Y ese es el hecho, ya no puedo ser feliz, no quiero seguir siendo un melancólico que cause un sentimiento de pesar en los demás, ¡Pero vamos!, nunca les he importado, y ustedes tampoco a mí, ¿Por qué la hipocresía?
He estado lejos de casa, y he seguido vacío, sin nada que me llene. Y creo que esto no es nuevo, digo, ¿Desde cuándo no he sido el melancólico escritor? Es costumbre escribir cartas de penas de amor, de odio o rencor, cualquier otra cosa que sea dañino al corazón. He estado lejos de mi hogar, pero la definición es simple, mi hogar está acá o allá, pero no importa nada, si este vacío existencial sigue, muy pronto con mi vida acabará.
Todo comienza con esas cuestiones, estúpidas y recíprocas, ¿Qué será de mí? No me veo en un futuro despejado, no deseo un trabajo de tiempo completo y terminar agotado para mí. Me he convertido en un aburrido antisocial, me encierro ante el mundo, la soledad no me afecta, pero mi vida social se resume en un cuarto donde sólo hablo conmigo. No tengo ninguna aventura, o alguna chica que me robe alguna sonrisa, o quizá sí; Otra mentira.
Patéticas vidas, me parecen tan divertidas, y pensar que así es la mía; sumergida en tantas mentiras. Desde pequeño no temía a nada más que al regaño de mi madre, ahora estoy sumergido en un poder de autoridad, crecer se siente tan bien, envejecer se siente tan mal... Como extraño los regaños de mamá....No lo querré decir jamás. A decir verdad, cuando uno crece, te permite madurar un poco más, conocer la vida de verdad. No seguir corriendo en un mundo de fantasías, donde la única lágrima era cuando caías; quizá, nada ha cambiado de aquí a allá.
Esta nueva ciudad, me parece extrovertida, liberal, y misteriosa; lo último me gusta, es una curiosidad que se enciende en mi interior, para conocer que hay al otro lado del sol. Dicen que Santiago es otra metrópolis, no veo nada lejano o diferente de mi ciudad, la misma porquería de gobernantes, los mismos estúpidos ladrones, con las mismas tontas y viejas técnicas de robo, el viejo borracho que te cuenta su vida, llora y se cae frente a ti, (gracias a Dios no me vomito), y el típico joven Punk, tan rebelde y anarquista, en lucha del capitalismo mientras cena su hamburguesa de Mcdonald's.
Patéticos.
Callejones sin salida, quizá no le tenga miedo a los laberintos, le tengo miedo a no salir de ellos. Todas sus cortantes sonrisas se dispersan a través del humo de sus cigarrillos, cada colilla cae en el asfalto indicando que su hora ha llegado. Observé mi mano, y reí; mi sonrisa también se esparció por el humo de mi cigarrillo. Como ratones ellos corrían, experimentos por gente de arriba, desperdiciando cada pedazo de su vida... Iba, vagando yo hacía mi destino, tome la micro, como siempre, vi la misma gente esperar, como siempre, vi al mismo señor que no quería pagar, y como siempre, se fue. Los mismos estudiantes con su insomnio, aburridos y abrumados por su tonta rutina. Un conductor con afán de que todos nos largáramos, y ahí estaba yo, estrujado en medio de la multitud, con claustrofobia y con poco aliento para vivir; si seguía así, probablemente dejaría de existir.
Y saben, no es que ame mi trabajo. Detesto recibir ordenes, ser su estúpido empleado, no soy su sirvienta, y es realmente molesto que alguien que está a mi altura pueda manejarme como su títere, porque eso somos, títeres. Aún que mi jefe es agradable, y su familia también, odio sus trabajadores, tan egocéntricos y patéticos, ( ¿Cuántas veces he dicho patético? )
¡Patéticos!
No son la gran cosa, en su cara abunda el desagrado por su rutina, y a decir verdad, ¡Yo también la odio! ¿Pero qué vamos a hacer? Nada al respecto, al parecer estamos sumergidos en esto,y no tenemos otra alternativa, que seguir en la rutina; pánico, aún no encuentro la salida.
Odio, odio, odio, un odio aquí, un odio allá, un odio encontrarás.
¡Pero por Dios! Cuantos rostros de amargura, refundidos en su sepelio, son sólo cuerpos muertos. Escribiría sobre las aves, o sobre sus arboles, quizá sobre los cerros de Santiago, o de cada rincón que amo. Pero es imposible, cada vez que salgo, siento esto, ese resentimiento, de sueños incompletos ¿Cómo tantas almas abrumadas se encuentran lejos de su felicidad?
Desearía no morir en esto, si sigo aquí moriré por ello; ojalá llegue un golpe de suerte.
He conocido a alguien, después de un largo tiempo.
Es una chica esplendida, ella va por ahí con su sonrisa, y yo, con mi estúpida vida. Me dijo que era bailarina, y le creo, danza en cada rincón de Santiago, baila para Dios o para el diablo; Dijo que le gusta el canto, su vos es arrulladora, como los silbidos de las aves. Nos hemos visto poco, pero creo que cada vez que le veo mi corazón trata de escapar de mí, pero cuando estamos cerca, nuestras almas se sumergen en una paz interior; Es que, ¿Cómo no amar su forma de mirar? Sus ojos brillan más que el sol... Pero es muy pronto para esto; Ella no es monotonía, y quizá eso entristece más mis días.
No dejo de pensar en ti,
Desde la primera vez que te vi, no te dejo de pensar.
Es un sentimiento que me ahoga,
Y es imposible de explicar, quizá mi cariño por vos crezca,
Más y más.
Los días en Santiago se tornan más extraños.
El invierno que pasó, fue fuerte pero débil, a veces se sentía un sol ardiente en tu rostro, pero ese fuerte viento frío en tu cuerpo nunca se iba. Los grados bajaban y subían, la madre naturaleza se divertía con nosotros; sobrevivir y no morir. Este verano no ha sido la diferencia, parece primavera, mañanas frías y noches frías, pero las tardes son ardientes como el sexo en una pareja recién casada.
¡Por Dios! Transpiraba un olor putrefacto, y el sudor me hacía una peste, deseaba desnudarme y salir corriendo a tomar viento. Trabajar en un lugar totalmente cerrado, no sólo causaba claustrofobia en mí, aparte del pánico, el calor me ahogaba, no importaba cuanta agua tomara, todo se iba en mi hediondo sudor. Las personas se derretían, y era como si estuvieras en el infierno, y de repente, ¡Poom! Estás enfermo.
Tenía que regar un eterno pasto, que al parecer jamas terminaba, sin contar que el pobre estaba siendo quemado por el sol. Terminaba en medio de un pantano, un paso en falso y ya estaba ahogado, mis pies estaban empapados, sin importar mis finas botas 'impermeables', el agua entraba como pedro por su casa. Y cuando volteé a observarme en el espejo, tenía ojeras, una cara de frustración y amargura, un cuerpo muerto y cansado, y un espíritu enfermo; al parecer aún había un poco de fuego en mi alma.
Me senté un día casual, a observar, detallar. Comencé con mi rutina literaria, y aprovechaba cada cambio de hoja para ojear a mi alrededor. Pasaban demasiadas mujeres, de diferentes edades, al parecer el dulce manjar de la creación abunda en Santiago; De por sí, todas tienen algo igual, un rasgo que las hace identificar, como un sello de producción, Hecho en Chile. Su caminar elegante y sutil, su corto toque de movimiento de caderas, sus finos trozos, sin necesidad de una perfecta medida, y sus pechos, creo que eso era algo detonante en sus cuerpos. La mirada era algo característico, sus hermosos ojos, de diferentes colores, y su tono de piel; son hermosas, pero son imposible de clasificar, y siempre lo será, cada una de ellas lleva algo especial y diferente a las demás, ¿Qué será?
Sin lugar a duda, no podía dejar de pensar en ella; cerré el libro, y me fui.
Estaba abrumado, cansado, no podía dejar de pensar en que estaba siendo igual a los demás: Un hombre muerto. Intentaba aprovechar al máximo mi soledad, pero el vacío existencial volvía atacar, era como si fuera una necesidad convivir con la sociedad. Ya no sabía coquetear, no sabía de qué conversar, de por sí las conversaciones solían fluir solas, y si necesitaba establecer una amistad no sabría por donde empezar, ¿Cuál es el primer paso para a alguien conocer? ¿Qué diré? "Hola, soy Wynn" ¿Quieres ser mi amigo? ¡NO! Soy un total desconocido, que va a otro por inercia, y en medio de su ahogo existencial busca socorro a otro tipo que no sabría que responder, ¡Nada que ver! ¿Pensará que soy gay?
Es estúpido, las amistades suceden por hechos casuales, imprevistos. No puedo decir que en este nuevo lugar tendré otro mejor amigo, y de hecho nunca lo tuve, no clasifico los amigos, con decir que eres mi amigo eso ya tiene mucho valor. Además, todos acá siguen un tipo de régimen, se clasifican entre gustos, géneros o tendencias, yo no, yo ya pasé por ello, soy un hombre liberal, tengo la mente abierta para lo nuevo, y la curiosidad es una sustancia fatal en mí, sería imposible estar de nuevo así, encerrado, soy claustrofóbico ya lo he dicho, y no me permitiría dejar de disfrutar todo lo que me ofrece este mundo.
Bebí otro trago amargo en su nombre.
Ha pasado bastante tiempo, y ya es de noche. El frío se consume en mi interior, nunca he sentido esa fuerte luz del sol. Todo terminó mal, resultó ser una chica bastante cotidiana, su risa me aturdía, su voz tan irritante me volvía volátil, y definitivamente su forma de bailar a cada instante me producía cólera. Algo infantil, vivía en su mundo de fantasía, de infinita felicidad, un rostro más, ¿a quién trataría de engañar?
Salimos, a eso de las 5; la recogí y nos fuimos, me contó sobre sus sueños, tan inspirativos y comunes en esta juventud, soñaba con un mundo mejor, llenos de ideales de animalistas y feministas, una era peor que el comunismo o el socialismo, pero eso me importa un comino, me interesaba ella, ella, joder, ¿por qué ella? las apariencias engañan, me engañan, y me estafan, por lo tanto podrían demandarla, o demandarme, ¿qué tan locos debemos estar para fingir ser alguien más y alcanzar esa efímera y falsa felicidad?
Bebimos café, fuimos a ese típico lugar de jóvenes, creo que se llamaba starbucks; me relató algo sobre su pasado, nada relevante, nada nuevo, nada me conmovía, y al final deducí, que yo no la quería, tan sólo la deseaba; boté ese asqueroso café, que arruinó mi tarde, prendí un cigarrillo y me retiré, sin decir un adiós. Sólo recuerdo un escandaloso grito a mis espaldas, y esas miradas, tan criticas, "sos un awebonao".
Jamás la volví a ver.
Compré un whisky, y me recosté sobre mi cama; sentado en la nada, no podía pensar, ni fijarme en un objetivo, tan sólo bebía, y bebía, cómo si mañana se terminare mi vida. Traté de buscar algún recóndito recuerdo, ningún sentimiento, ni una lagrima, tan sólo sentía un poco de rencor y odio, y eso, eso era el único sentimiento sincero que un hombre puede sentir hacia el otro, el odio. Tantos amoríos, y ahora, sólo me queda sentir la brisa de este frío, y deducir que fui un loco jodido, y que lo sigo siendo, pero ahora no sólo pienso en esto, pienso en nuevos recuerdos, esos que aún no están, y que me motivan, por quererles acariciar, y sentir un recuerdo más, para que quizá otra noche me siente a beber en la nada, y recuerde, que el único sentimiento verdadero, es el odio.
Joder, ¿Por qué no? Si todos los hombres, estamos locos.
27 de Abril
Una mañana fría, como todas, pero en esta existía una fuerza superior, que me hacia débil. Encendí mi cigarrillo,y comencé a recorrer esos viejos pasadizos. Llegué tarde al trabajo, como de costumbre, recibí las mismas amenazas de mi jefe, no había nada distinto, conocía mi jornada matutina, tenía conocimiento previo a mi torturadora rutina.
28 de Abril
Bebí un poco de café, era un sábado lluvioso, perfecto para descansar y escapar de la realidad. Encendí otro cigarrillo, y mientras mis oídos se mezclaban en las melodías tristes de "Adagio" proseguí a leer un poco de Shakespeare. No había nada que comer, y las comidas rápidas eran eternas, su nombre estúpido es irónico, nunca están a tiempo, y de tanta jodida espera terminas razonando en cualquier otra mierda, menos en comida.
La pizza demoró 15 minutos en llegar, le di propina al pobre tipo, venía tan empapado que de sólo imaginarme en ese estado lo compadecí. Un camión de mudanzas pasó, un poco perdido, luego de varios recorridos se estacionó al frente, una hora más tarde llegó un pequeño auto, un viejo wolsvagen; de éste, se bajó una mujer, diría que era relativamente de mi edad, su cabello era castaño, tenía un mechón rubio, y sus ojos eran algo grises, la detallé mientras aún caían las últimas gotas y el tipo del camión se quejaba por su mal día. Para mí, fue un buen día, a pesar de que odio las aceitunas y el hijo de puta se los colocó a mi pizza.
30 de Abril
Se llama Carolina, le conocí ayer, de una forma muy cómica nos cruzamos en la plaza del oeste, le seguí un tiempo, luego, de nuevo, me compadecí de tanto peso que llevaba en sus manos, tenía el auto estacionado al otro lado de la plaza, así que al terminar de ayudarle introduje que al parecer eramos vecinos, con un gran asombro me dio la mano y su nombre, era suave, como la piel de un bebé su piel, al irse se despidió con un pequeño beso en mi mejilla, tenía una excitante fragancia que me deleitaba, dulce y delicada, atrevida y apasionada.
2 de Mayo
Nunca, en toda mi jodida vida he conocido a alguien con los cojones tan grandes como Tom, es un tipo de cojones de acero. Es un vagabundo ebrio, solitario y drogado, siempre me pide dinero, pero lamentablemente ese vagabundo es mi compañero. Siempre bebemos los viernes, y el viejo, como siempre me da sus sabios consejos. Era un hombre de negocios, con una buena fortuna, su esposa le fue infiel, y por temas de la jodida ley, la esposo logró quitarle toda su fortuna gracias a su hijo con el cual logró conmover al jurado, años después moriría en un accidente de tránsito. Estuvo en la cárcel, asesinó al amante que le jodió la vida y envenenó a su mujer; las pocas pruebas, su escasa fortuna en el bolsillo y los testigos que no existían sirvieron para que Tom saliera en pocos meses de prisión. Perdió la custodia de su hijo Timm, y después del accidente intentó asesinar a Joe, ya que logró sobrevivir de tal catástrofe; según Tom, Joe es un viejo ebrio y irresponsable, esa noche era el cumpleaños de la abuela de Timm, y Joe se excedió de copas, perdió la noción del tiempo mientras manejaba y chocó contra la parte trasera de un remolque estacionado. Nadie sabe como cojones se salvó Joe, ni Tom, ni yo.
4 de Mayo
No logré encontrar a Tom, así que proseguí a beber un poco de ron solo mientras sintonizaba Moonlight Sonata. Quedaba un solo jodido cigarrillo, hacia frío y era tarde, demasiado. Pensé de nuevo en lo jodido que es vivir, no existían motivos suficientes para intentarlo, y siempre debatía en una delgada línea, entre la muerte y la vida. Un tiro en la cabeza, inmediato y seguro, quizá un fuerte veneno, o una soga en mi cuello. Sólo escribía poesías sobre lo estúpida que era la vida, sobre lo estúpida que era mi vida, sobre lo estúpida que era nuestra vida. Y seguía invadiéndome el odio, el rencor, y junto a ella la venganza, tan sólo ello, tan sólo esto, era el único maldito motivo para vivir; quizá esa era mi esperanza, la venganza, ahogarme en el odio, tóxico y poderoso, tan sólo para el que lo emite, destruye al que lo recibe.
Decidí por el veneno.
Un poco más tarde, terminé ebrio, tirado en suelo; no estaba muerto, tenía el veneno dulce en mis huesos. Ebrio hasta los huesos.
7 de Mayo
Un triste funeral inundado de alcohol; Tom había muerto. Es cómo esos libros de ficción que sus mas importantes personajes mueren, y todo pierde sentido. Se involucró en una riña, defendió a una mujer, la cual, irónicamente, lo apuñaló hasta romper todo del viejo Tom. La vida no tiene sentido, y nunca la tendrá, así que, ¿cuál es el sentido de ser un hombre cuerdo en un mundo demencial?, siempre lo decía Tom, y siempre lo repetiré. Nadie lo lloró, tan sólo dos vecinos, un viejo primo, y yo, su compadre de parranda.
10 de Mayo
Decidí suicidarme, sin remordimiento. Anochecía y tenía lista la soga en mi cuello, de repente el timbre suena, cómo la campanas de Gabriel, algo o alguien me había salvado de mi repentina y fuerte decisión. Justo cuando tenía los cojones, alguien había tenido los suyos para interrumpir mi gran acción, el final del plan maestro. Era ella, Carolina, me saludó con un fuerte abrazo y me preguntó si estaría libre más tarde.
- ¿Harás algo más rato?
- Nada planeado hasta ahora...
- Porqué no pasás a mi casa, dentro de una hora, cenamos y nos conocemos más, vecino (acentuó demasiado "vecino")
- Por supuesto, no hay algún problema
- Va, dentro de una hora nos vemos, ¿Sabés dónde vivo?
- Por supuesto somos vecinos, vecina (le seguí el juego y acentué "vecina)
Nos reímos, y se despidió con un gran beso en mi mejilla, era mi día de suerte, ¿Quién iba a pensar que luego de la muerte vienen mejores cosas?
11 de Mayo
Amanecí feliz, no sé si mas que esa jodida lombriz, sólo sé que amanecí feliz. Nos relatamos un poco, algo sustancioso de nuestras vidas, se fijó inmediatamente en mi acento distinto y expresiones, y velozmente logro concluir que era extranjero, lo cual hizo mas entretenido y nutrido nuestro dialogo, un intercambio de culturas, y un golpe fuerte de química, miradas cruzadas, risas sin control, y acercamientos demasiados atrevidos; sí, lo hicimos, fuerte y pasional, salvaje y dulce, una mujer nutrida con los mejores dotes. Fumamos, y bebimos, luego me fui, al amanecer, como un amante delincuente que le había robado el corazón en esa noche llena de pasión y sudor.
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